Supongo
que todos pasamos por momentos en los que pensamos que todo lo que gira a
nuestro alrededor cambia y no precisamente para bien verdad? Nos detenemos a
ver con mucho cuidado que el tiempo no pasa en vano, pero es lamentable ver más cambios negativos que positivos, vemos el
cambio en nuestra pareja… creemos que ya no somos tan importantes para el o para
ella, tendemos a reflexionar en que ya no somos tan cariñosos…tiernos…amables…
y llegamos a pensar que el amor se está agotando! Pero antes de continuar con
lo que posiblemente hay algo más que
agregar a esta lista de escases matrimonial. Déjame hacer un énfasis a tan
triste realidad.
La
palabra de Dios dice en proverbios 23:4
“No hagas de las riquezas tu única meta en la vida”
Y
seguramente te preguntaras ¿porque este pequeño texto y que tiene que ver con
los cambios en nuestro hogar y en nuestro matrimonio? La respuesta es muy simple, pasamos
mucho tiempo en el trabajo que descuidamos no solo nuestros hijos, sino también nuestro
matrimonio… y lo que más valor tiene es nuestra familia. Es verdad que vivimos
en una época donde hay que trabajar más precisamente para darle lo mejor a los
hijitos, y si es muy razonable y valida esta excusa. Pero
llegamos tan cansados a casa que cuando
si el nene viene para abrazarnos o la niña nos cuenta lo que paso en la
escuela, nos molesta, solo queremos paz y tranquilidad, no queremos que nadie
nos moleste, al día siguiente es lo
mismo, y eso sin mencionar que estamos poniendo una gran barrera entre nosotros
contra la esposa o el esposo y los hijos.
Ahí
es donde estamos mal, mal, mal, porque los hijos y tu conyugue no te van a
agradecer todo lo que les diste, no agradecerán la hermosa casa que
construiste, la cantidad de ropa y zapatos que les compraste, y ese lujoso auto
en la cochera. Ellos le darán más valor que aunque no tengan todo eso, siempre
recordaran momentos que pasaron juntos en familia que por falta de tu tiempo no
fueron más seguidas y solo ocurrieron cada fin de año. Es posible que no se
invierta mucho tiempo y dinero en una salidita aun dentro de tu ciudad, no
cuesta mucho una tarde para salir a caminar y comer un helado, o preparar un
rico pastel, simplemente llevarlos al parque a jugar… pero piensas tanto en tu
trabajo que no te hay espacio para tonterías ¿no es así? Lo que tú le llamas tonterías para
los hijos es todo en su mundo, y después nos preguntamos ¿porque ellos son fríos y distantes? ¿Por qué la esposa es
amargada, enojona, robótica, que solo sirve para limpiar la casa, prepara los
alimentos, atender a los hijos y ser mujer una o dos veces por mes? Y sabes a
lo que me refiero, y esto último es lo más la base a todo lo que mencione
antes.
La
pareja y su relación marital es el complemento a una vida llena de paz, armonía,
y respeto! ¿Apoco no cuando pasamos una noche de amor, al día siguiente andamos
muy livianitos y vemos todo diferente? Vemos el día color de rosa, les ponemos más
atención a los niños, y todo lo que implica el hogar.
Somos
felices! Por favor invierte más tiempo a tus hijos, a tu esposo o esposa, pero más
que todo no olvides jamás tu intimidad con Dios todas las mañanas, para que tu día
sea más exitoso.
Ama,
a tus hijos ahora que los tienes junto a ti, no lo quieras hacer cuando ya no
te necesiten y sepan valerse por sí solos, o cuando pudieron más las malas amistades,
las drogas, el alcohol, para arrancártelos de tu lado y no puedas hacer nada
para ayudarlos.
Ama
a tu esposa o esposo cada día que por muy cansado o cansada del trabajo o de las cosas
cotidianas no pierdas tu gentileza y tu amabilidad, no te desquites con los más
débiles para sacar tu enojo o tu frustración, ya que comenzaste a formar tu
hogar con él o con ella y al final de tu vida así terminaras, solo con tu
conyugue. Tu puedes ayudar a que tu
esposa cambie su actitud, al igual que las mujeres pueden hacer que el día de
su esposo cambie, trátalo bien, consiéntelo, cuida tu aseo personal para que siempre
estén arregladita para él, no impongas voluntad ni le quites su autoridad, recuerda
que él es el sacerdote de tu hogar, no le levantes la voz, ni lo humilles, y si
lo has hecho te aconsejo que le pidas perdón no solo a él, sino a Dios, porque
le has herido du corazón, se detallista con él, sorpréndele con casas nuevas
cada día con pequeños detalles.
Concluyo
dando este peque pero certero consejito: ora todos los días por tu esposo o tu
esposa y por tus hijos. No los descuides.
En
el libro de los romanos 15:4 dice:
“Todo lo que está escrito en la biblia es para enseñarnos. Lo que ella nos dice nos ayuda a tener ánimo y paciencia, y nos da seguridad en lo que hemos creído"
Déjate
instruir con la palabra de Dios en como debes tratar a tu familia, y cree siempre
que tendrás una vida mejor.